¡Buenos días! ¿Cómo estáis
hoy chicos? Con mucha calor ¿verdad? Bueno, como os dije el otro día, hoy os
hablaré tanto del fondo como de la velocidad, pero sobre todo de por qué me
decidí por el fondo.
Para empezar, me gustaría
resaltar que soy más lenta que el caballo del malo. Además, he llegado a la
conclusión de que por mucho que yo quiera mis piernas no pueden ir más rápido. He de añadir que no cabe la menor duda de que una de las cosas por las que me decidí por las largas distancias es por las sensaciones que tengo durante la carrera.
Muchos piensan que practicar atletismo es correr y “para de contar”, pero no, no es así. En mi
caso, una carrera es similar a una partida de ajedrez. En ella tienes que estar
pensando continuamente desde que el juez da la salida hasta que llegas a meta.
¿En qué pienso? Te preguntarás.
Pues sobre todo en las tácticas que ejecutaré durante la carrera, a la vez que
en los rivales a los que me opongo, el ritmo, la energía reservada…
¿Veis? ¿A que ya no os
parece tan aburrido eso de hacer fondo? Por eso (además de lo dicho anteriormente
de que mis piernas no dan para más velocidad) no me gustan las pruebas muy
cortas, ya que estoy acostumbrada a pensar durante una carrera y en velocidad
dichas técnicas no las puedo utilizar, puesto que lo veo simplemente como correr
“a lo que te dé el cuerpo” y nada más.
En fin, que el fondo, en mi
opinión, es mucho más divertido de lo que parece. Quien sea fondista me
entenderá. Te llena de una multitud de sensaciones inexplicables que tan sólo
podréis comprobar vosotros mismos acercándoos a las pistas.
Adentraros en esta gran
familia que es el atletismo. Os animo a realizar este gran deporte en el que
cada día somos más los que nos unimos. ¡Que tengáis un buen día!